Las apps móviles son
programas informáticos diseñados para ayudar a las personas a realizar una
determinada actividad, y se idearon para ejecutarse únicamente en dispositivos
móviles como teléfonos inteligentes y tablets. También se les conoce como
aplicaciones y se caracterizan por brindar a los usuarios servicios y experiencias de calidad. Suelen
confundirse con los sitios web móviles y las aplicaciones de escritorio, pero
no son iguales, veamos en qué se diferencian.
Un sitio web móvil es una página de Internet que cuenta con diseño responsive, es decir, tiene la capacidad de ajustarse a las diferentes pantallas de los dispositivos electrónicos. Cuando es ejecutado en un teléfono o tablet el contenido y el diseño se adaptan a las medidas del equipo.
Para visualizar estos sitios es necesario colocar en el buscador la URL de la página web, pero al salir del enlace o al estar sin conexión a Internet ya no tendrás el sitio y hasta allí llegará el proceso.
En cambio, las aplicaciones móviles
son programas
que se instalan en el software del dispositivo haciendo que se encuentren allí
de forma permanente y puedan ser utilizadas de manera contínua. En ocasiones,
dichas aplicaciones requerirán de conexión a datos o a wifi para su uso,
dependiendo de la naturaleza de las mismas, pero permanecerán instaladas en el
dispositivo móvil aunque no se cuente con conexión a internet o se cierre la
aplicación mientras otra se esté ejecutando.
Por otra parte, si bien es cierto que algunas apps móviles
pueden contar a su vez con una versión web y una de escritorio, no siempre es
así y tampoco significa que se refieran a la misma tecnología.
Las
funciones de las aplicaciones de
escritorio se ejecutan sólo cuando el usuario está en el equipo, a
diferencia de los hardware portátiles como teléfonos y tablets que se pueden
utilizar en cualquier momento y lugar.
Otro aspecto que distingue a las aplicaciones móviles es
que se alejan de los sistemas de software integrados que caracterizan a los
dispositivos de escritorio. Cada app móvil proporciona una funcionalidad
aislada y limitada para realizar una tarea específica. Por ejemplo, puede ser
un cronómetro, una alarma o una mensajería instantánea. Cada usuario tiene la
libertad de seleccionar exactamente las funciones que desea tener en sus
dispositivos, por lo que la persona puede decidir cuáles apps instalar.